Puerto Montt contaba con alrededor de 16.000 habitantes. Se daba inicio a un conjunto de obras civiles, una de las cuales era el tablestacado de fierro que reemplazaría al antiguo de madera, construido a fines de 1870, el que se encontraba dañado por la fuerza del oleaje. La ciudad mostraba cierta actividad turística, lo que sumado al movimiento comercial existente, daban paso a la apertura de nuevos hoteles.
En el marco de estos avances urbanísticos y económicos, el martes 19 de abril de 1932, en una de sus páginas interiores, el diario El Llanquihue informaba lo siguiente: EL DOMINGO FUE INAUGURADA LA BIBLIOTECA PÚBLICA EN ESTA CIUDAD El domingo en la mañana, como lo hemos anunciado, se llevó a efecto la inauguración de la Biblioteca Pública. A este acto concurrió el Intendente de la Provincia don Alfredo Espinosa, el Alcalde don Alberto Croquevielle, el Juez de Letras don Héctor Puebla, Inspector de Educación don Oscar Fisher, y otras autoridades más. Iniciado el acto, un coro formado por profesoras y alumnas de algunos colegios fiscales, cantaron varios canciones y a continuación el señor León Meersohn hizo uso de la palabra, refiriéndose especialmente al fallecido cirujano Don Matías Yuraszeck, a quien la ciudad debe en gran parte contar con una Biblioteca, con edificio propio. Antes de terminar tuvo palabras para la Cuarta Cía. de Bomberos y finalizó haciendo entrega de la biblioteca, poniéndola a disposición de los amantes de la lectura. Agradeció en breves y elocuentes frases, a nombre de la ciudad, el Alcalde señor Croquevielle. Los asistentes fueron gentilmente obsequiados con un aperitivo. Se trata de la ceremonia de inauguración de la Biblioteca, hecho ocurrido el domingo 17 de abril de ese año, y que se abría a la comunidad con más de 600 libros. Matías Yuraszeck, médico cirujano y notable hombre público, había donado un inmueble de su propiedad, lugar en que luego se edificó la construcción actual, que data de 1931, y en cuyo segundo piso se ubicó la biblioteca que lleva su nombre. Para asegurar su buen funcionamiento es elegido un directorio, que preside León Meersohn, desempeñándose como secretario Joaquín Rosales y como director Germán Pérez. Este primer directorio se encarga de confeccionar los estatutos, los cuales fueron presentados a una asamblea general de socios, y aprobados en sesión del 10 de julio de 1932. Durante los primeros meses, la atención de la Biblioteca se realiza gracias a la buena disposición de algunos socios/as, pero luego fue necesario contratar un empleado con el carácter de bibliotecario y fijar horas normales de atención a los lectores/as, que en su mayoría eran estudiantes de educación secundaria y adultos aficionados a la lectura.
En ese primer año de funcionamiento, se consultan 152 libros en sala y 62 se facilitan a domicilio. Desde un comienzo, el directorio pone especial énfasis en la divulgación por la prensa de las actividades de la Biblioteca, como medio de propagar la idea e interesar al público por concurrir. En 1936, el Sr. Meersohn renuncia a su cargo por tener que ausentarse de la ciudad, y se elige en su reemplazo a la entonces directora del Liceo de Niñas, Sra. Blanca de Vargas. Al asumir, se rinde un homenaje a la reconocida profesora, por la activa labor desarrollada en beneficio de la cultura. El resto del año la institución se debate en difícil situación económica, ya que no recibe subvención de ningún tipo. En el verano de 1937 es preciso cerrar provisionalmente, con la finalidad de ocuparse de la obtención de recursos. En septiembre del mismo año se renueva el directorio, integrándose a él, connotados vecinos de la época: Pedro Valenzuela, Victor M. Labbé y Pedro J. Muñoz. Una vez asumido éste, se realiza la Fiesta del Libro, oportunidad en que se recolectan 268 volúmenes, que pasan a incrementar el fondo bi – bliográfico existente, el que durante el transcurso de los siguientes años, aumenta de modo considerable, como asimismo el interés en el público, atraído por la calidad de las obras obtenidas.
En 1942 se crea una sección infantil, atendiendo las sugerencias del Rotary Club, y con ocasión de la Semana del Niño, celebración que dicha insti – tución desarrollaba en las escuelas básicas. Con tal motivo se realiza una hermosa ceremonia, el 4 de diciembre, en presencia de autoridades locales y de gran número de público. A partir de 1943, y por varios años, asume la presidencia del directorio el activo vecino Joaquín Rosales, con quien colaboran eficientemente, Juan Ponce de León, Germán Pérez y Rafael Rodríguez. Se amplía el horario de atención, se levanta un cuidadoso inventario de existencias y se dicta un reglamento interno. En 1944, la Municipalidad otorga a la Biblioteca una subvención anual permanente de $2.000 de la época, lo cual constituye un valioso aporte. El Directorio para el período 1946, que sigue presidido por Joaquín Rosales, lo integran además, Arturo Hernández, como vicepresidente; Luis García, secretario; Germán Pérez, tesorero; Dolores Pincheira, Manuel Krautz, Demetrio Torres, Victor Romero y Rafael Rodríguez, como directores. Durante la década del 50, se establece una etapa de consolidación de la Biblioteca, cuyo funcionamiento adquiere cada vez mayor importancia para la ciudad. Un creciente número de lectores encuentra en ella un lugar propicio para practicar su afición por la lectura, y los estudiantes ven satisfechas sus demandas bibliográficas. La comunidad comprende la necesidad de mantener y apoyar su labor, lo que se constata en una creciente incorporación de socios, personas e instituciones, que vienen a colaborar, en forma anónima, con su trabajo y apoyo económico.